20 Años

Hoy es 22 de octubre. Un día más del décimo mes del año. En pleno otoño, aunque el viento proclama la llegada inminente del invierno. Hoy hace 20 años que asomé mi cabezota por el mundo. 20 años ligados a unos colores. Creo que no hace falta pistas para adivinarlos. 20 años detrás del histórico. 20, son los años suficientes para poder haber disfrutado de los años de Primera. Del viejo Municipal. De los entrenos en la colonia de Albelda. De la visita del Real Madrid de Capello, del Barça de Ronaldo, o del Depor de Rivaldo. Tengo en la cabeza cada una de aquellas lejanas jornadas. Aunque mis dientes fueran de leche, aquellos colores se me iban impregnando minuciosamente por cada uno de los sentidos de mi cuerpo. Mientras tanto, mis más cercanos me explicaban la historia que no me habia o no rocardaba haber vivido. El Logroñés de Ruggeri, de Setien, de Alzamendi, del Tato, de Cleber.... El séptimo puesto. Las victorias al Madrid, y los ascensos meteóricos.

Pero a medida que fui creciendo, el Logroñés fue decreciendo. Llegó el año 2000. El año de las Olimpiadas de Sydney y todo se vino abajo. Descenso a Tercera, por el motivo de siempre: la viruta. Pero llegó Dani Bouzas y cia para levantar el sueño. Sueño que acabó sumergiéndose en el mar, al chocar contra el submarino de Cádiz.

Después llegó Interviu. Los parques. Las denuncias. Los juzgados. Para volver la ilusión. De manos, de Omar y Candelas, ( de sus pies más concretamente). Y escalamos un poquito. Y volvimos a caer. Y volvimos a levantarnos. Y ahora volvemos a caer. Los continuos reveses aumentaban incomprensiblemente mi pasión. Quizá por las injusticias que se cebáron con este equipo, siempre unidas con errores humanos de todo tipo. Errores o ladrones.

Ahora después de 20 años siguendo de forma fiel a este equipo, el cual, me sigue transmitiendo las mismas sensaciones: enfados, alegrías, jarrones rotos, risas, lástima, nostalgia, copazos, quinielas, comentarios, tardes de domingo, pipas, mensajes por el móvil, periodicos, clasificaciones, regalos blanquirrojos, promesas, desilusiones, tardes de transistor, veranos de pesadilla, rumores, el foro, los amigos, los goles. Las victorias, las derrotas. Todo.

Aunque el futuro no sea muy esperanzador, me quedan aún años para seguir disfrutando, o más bien, para seguir sufriendo.