En coma profundo

Esa es la situación en la que ahora vive el club. A la deriva, en tierra de nadie y con la embarcación hundiéndose. Después de 48 h frenéticas , en las que finalmente no se ha logrado mantener la categoría. Y no por que no se haya intentado, primero salió rana la operación concursal, luego la AFE dijo que en metálico, después 24 horas más de prórroga. Todos los jugadores se unieron y retiraron las denuncias, pero Jorge Campos dudó hasta el último momento, y en esa duda se nos fue el plazo por unos minutos. A perro flaco todo son pulgas, pero es que aquí las pulgas vienen en manada , se regocijan y se alimentan sin mesura ni escrúpulos, y lo peor de todo: nunca decíden irse.

Entorno a las 1 pico de la mañana, cuando finalmente la AFE se decidió acerca de nuestro futuro, la sensación de impotencia que sentía me hizo acercarme hasta el hotel donde aún se encontraban los jugadores. Ahí estaban, aturdidos y desolados. Candelas ejercía de abogado y gestor de los problemas del club, con el móvil en una mano y miles de documentos en la otra hacía todo lo posible para que la AFE entrára en razón. "Ha ocurrido lo peor que podía ocurrir". Y así es, el CDL es la ley de murphy hecha institución. Una institución que puede vivir sus últimos momentos de agonía, y es que con este nuevo revés (el enésimo) batimos otro record: el de equipo con más descensos administrativos de la historia (año 2000, 2004 y 2008).

En el vestíbulo del hotel se encontraban varios jugadores, Javier Sanchez, representantes del PR y periodistas varios. Todos buscando explicaciones y fórmulas para salir de aquella solución. Pero la batalla la ganó el reloj, y a eso de las 3 de la madrugada se disolvió el asunto. Tuve la oportunidad de compartir estos momentos con los jugadores, jugadores con un nivel humano incalculable. Fueron momentos en que pasáron muchas cosas por la cabeza, alguna lágrima no pudo o no quiso contenerse. También pude dialogar con Javier Sanchez, que está a la espera de acontecimientos aunque admitió que la desaparición del club puede ser la vía más lógica y sensata, salvo milagro.

Esta idea es la que recomienda mi cabeza, pero el corazón no sabe de rendiciones y lo único que quiere es volver a acelerarse cuando su equipo mete un gol, cuando festeja una victoria, cuando sufre una derrota o simplemente cuando once guerreros saltan al campo luciendo la blanquirroja con el escudo de la estrella de David cosido al pecho. Él solo quiere seguir como antes, no le afecta tener que viajar a campos de barro o a pueblos donde no hay cobertura, o ni siquiera llega el agua potable, lo único que busca es seguir latiendo. Pero eso no lo decide él.


Así es el logroñés, tanto para lo bueno como para lo malo. Verémos que pasa en estos días, días en los que la tensión y los nervios tendrán un papel principal. Mientras tanto me resisto a desconectar la máquina que nos mantiene con vida, aunque quizá haya llegado el momento de dejar descansar al abuelo en paz.